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Por Laura Pire, 20 de abril de 2012
La anemia es un problema muy común entre las mujeres. Hablamos del tipo de anemia que se denomina ferropénica, lo que quiere decir que está directamente relacionada con la falta de hierro para la formación correcta de los glóbulos rojos. Como sabréis, los eritrocitos o glóbulos rojos, son los que reparten el oxigeno por todo el cuerpo y por eso son tan importantes.
Por causa de unas reglas muy abundantes, por ser vegetariano con una dieta mal dirigida, o simplemente por tendencia constitucional, la anemia aparece y se instala con síntomas bastante incapacitantes para la vida cotidiana.
Hay mujeres que pasan toda la vida con un hierro bajo respecto a lo deseado, que cuesta mucho hacerlo subir pero que por el contrario no les hace sufrir los síntomas típicos. Según mi experiencia, estas mujeres responden físicamente al estereotipo mediterráneo, morenas de pelo y piel, anchas de cadera, estrechas de espalda. Es una curiosidad sin más, pero seguramente alguien se siente identificado. Es posible que su médico ya lo haya dejado por imposible y realmente su salud va a ser buena aún con ese hierro más bajo de lo normal.
Muchas veces, el complemento de hierro que nos proporciona el médico de cabecera, es suficiente para subir el valor en sangre, pero no para consolidarlo a lo largo del tiempo, que es lo importante. Y en este punto es donde la alimentación es la respuesta. Hoy hablamos de las prácticas que estropean la correcta asimilación del hierro tanto alimenticio como en forma de complemento farmacéutico.
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