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La Semana Santa es una de las fechas del año más marcadas por la tradición y las costumbres a nivel alimenticio. Aunque muchas familias ya no siguen los dictados de la religión, esta época es una estupenda excusa para rescatar muchas recetas, ricas y nutritivas.
Durante la Semana Santa, la tradición invita a sustituir la carne por pescados o legumbres, y es el bacalao el producto estrella de estas fechas.
El bacalao puede considerarse el más magro de todos los pescados porque añade a la dieta muy poca grasa. Además de ayudarnos a combatir el colesterol o problemas cardiovasculares, resulta muy fácil de digerir. A nivel nutritivo, interesan sus vitaminas A, D y el cinc.
Seguro que también os acordáis de que en Semana Santa se toman sopas de ajo. Es un plato muy sencillo, nutritivo y energético. Ajo, azafrán, huevo y pan.
También, en este caso, podemos aprovecharnos de las propiedades beneficiosas del ajo que entre otras cosas, ayuda a bajar los niveles de tensión arterial, de colesterol, mejora la circulación y evita las infecciones por su poder antiséptico.
Si echamos una ojeada al panorama del dulce de semana santa, encontramos diversas delicias. Hay autentica variedad y riqueza en repostería típica de esta época.
Si algo tienen en común todas estas recetas, es que son muy energéticas, ricas en grasas y aportan muchas calorías. Si conseguimos productos caseros, con ingredientes de calidad, y los consumimos con moderación, podemos disfrutar de los manjares de Semana Santa con consecuencias reversibles. Al volver a la rutina, lo primero que haremos será organizar comidas ligeras para deshinchar, devolver el correcto ritmo intestinal y recuperar el orden que nos da tanta salud.
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