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Muy posible. Es más fácil de lo que parece y no es necesario hacerse el enfermo para evitar excesivas reuniones gastronómicas. La solución pasa por planificar los extras. Participar a tope siempre que decidamos hacerlo y continuar con una rutina saludable cuando no haya nada especial que nos la modifique. Os invito a repasar unos consejos que os ayuden a llegar a enero cómodamente.
La primera recomendación interesante, aunque parezca rara, es preparar un calendario, y cada uno el suyo, para organizar visualmente los planes navideños. Hay personas que empiezan las juergas a principios de diciembre por cenas o comidas de empresa, aunque lo común es pensar en Nochebuena como el primer planazo. Estas pautas os pueden ayudar a controlar.
• Debemos marcar en el calendario, contando desde la primera cena de empresa o reunión de amigos, las reuniones importantes e ineludibles y contarlas para conocer el número. Desde ese día, contaremos las semanas que restan hasta el 7 de enero.
• Cada semana tiene 7 días con 3 comidas por día. Desayuno, comida y cena. Es decir, 21 comidas a la semana, 63 en las tres semanas que dura la Navidad. Si hacemos de fiesta 15 comidas, nos quedan 48 que podremos hacer perfectamente ligeras y saludables. Este pensamiento es fundamental para darnos cuenta de la cantidad de momentos en los que no hay nada especial y podemos aliviar a nuestro aparato digestivo de procesos difíciles.
• De nada sirve no comer después de hacer un exceso, siempre es mejor cenar una crema de verduras y un yogurt tras una comida larga y copiosa a mediodía, que quedar en ayunas pensando que hacemos bien.
• Si vas al gimnasio, aprovecha el día después de una reunión navideña para hacer ejercicios anaeróbicos y fijar proteína en tu musculatura. El exceso de nutrientes es muy útil para muscular.
• Los vinitos y vermuts que se hacen en algunas reuniones, si luego terminan en casa cenando normal, no creas que es inútil hacer una cena sana y ligera, “….total, ya comí pinchos, patatitas y mil tonterías con el vino o la cerveza…”. Siempre que puedas, come bien. Verduras en caliente con poca proteína y algún hidrato de carbono, tu cuerpo lo agradece y a la mañana siguiente, te despertarás deshinchado y a gusto.
• Recuerda que siempre estás a tiempo de mejorar. Siempre hay una nueva oportunidad de volver a estar bien y es en la siguiente comida, tres horas después del exceso.
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