Para juntar en una crema. Prepara cremas sin repollo ni puerro para evitar gases e hinchazones molestos en innecesarios.
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Calabacín: suavidad para la digestión.
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Calabaza: aumenta tu defensas y proporciona calor interno.
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Cebolla: antiséptico y expectorante para los catarros y enfriamientos.
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Espinacas: laxante rico en calcio y hierro.
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Tomate: antioxidante y protector celular.
Para saltear en solitario como guarnición de carnes o pescados. Con jamón, queso o cualquier pequeña porción de proteína, ensalza su sabor y equilibra sus nutrientes.
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Alcachofas: fluidifica la bilis y mejora la digestión de las grasas y platos pesados.
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Coliflor: sus compuestos azufrados huelen así, pero son muy preventivos de enfermedades degenerativas.
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Judías verdes: muy ricas en acido fólico y fibra,
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Lombarda: su color morado muestra su poder antioxidante.
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Setas: muy ricas en proteínas vegetales que complementan para la dieta completa.
Para guisos con caldo y legumbres.
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Acelgas: muy ricas en vitamina A protectora de la salud de los ojos.
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Puerro: proporciona potasio a los caldos que se añade. Equilibra la tensión arterial.
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Repollo: fibra y efecto saciantes con muy pocas calorías.
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Boniato: un tipo de patata muy suave y dulce que llena tus platos de energía.
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Zanahorias: el icono más representativo de los alimentos ricos en betacarotenos y vitamina A. Sube tus defensas.
Para presentar en ensalada
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Apio: ligereza y sabor para paladares muy especializados.
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Endibias: la alternativa a los gases que provoca la lechuga.
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Lechuga: refrescante y muy reponedora de la hidratación.
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Remolacha: aporta yodo para la salud de la glándula tiroides.
Para asar, hornear o presentar como pisto
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Pimientos verdes: mejor tolerancia que el pimiento rojo.
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Pimientos rojos: antioxidantes de gran calidad.
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Berenjenas: rica en magnesio, ayuda a la contracción muscular.