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Los frutos secos nos gustan a todos. Si no es uno, es otro. Hay muchos y buenísimos. Cada uno tiene su interés a nivel nutricional y vamos a conocerlos, pero antes analizamos su composición química para saber qué estamos comiendo realmente.
Un fruto seco contiene menos del 50% de agua en su composición. Eso es muy poco y por eso se le llama seco. Lo normal en la alimentación humana es que los alimentos que tomemos tengan entre un 80-95% de agua las frutas, o más un 55% las carnes, por ejemplo.
Como característica común a todos, podemos decir que los frutos secos no tienen colesterol. El tipo de grasa que poseen se llama insaturada y ayuda a reducir los niveles de colesterol malo. El famoso LDL que sale en nuestros análisis.
Son una gran fuente de vitaminas como el ácido fólico, la vitamina E y buena parte de las del grupo B. Los minerales que aportan son el calcio, el magnesio, el cobre, el zinc, el selenio, el fósforo y el potasio. Proporcionan proteínas y fibra. Esto es ideal para los vegetarianos, que buscan las proteínas en alimentos vegetales.
Un puñadito de 25 gramos todos los días, aporta todos estos elementos tan interesantes.
Engordan si abusamos. Pero si tenemos cuidado con la ración, es decir, escondiendo la bolsa rápidamente después de habernos servido nuestra dosis, podemos decir que no estropearán nuestro plan dietético, en absoluto. Puñadito en la merienda con un café, nos quita el hambre y nos da un cóctel de nutrientes de primera.
Comentarios (1)
Por Andrea, 17 de mayo de 2012
Un artículo muy interesante. Yo soy una fan total de los frutos secos. Mis favoritos sin duda, las avellanas y los cacahuetes. Tienes un blog estupendo.
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