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El cinc es un mineral esencial para nuestro organismo. Lo hemos visto en mil alimentos, productos y complementos, pero nadie sabe muy bien para qué sirve. El cinc es uno de los llamados “oligoelementos”, porque se requiere en muy pequeñas cantidades, pero su aporte es imprescindible por la cantidad de funciones de las que se encarga en nuestro cuerpo. Veamos las más importantes.
El cinc está contenido en una amplia variedad de alimentos, entre los que se encuentran las ostras, los crustáceos, los moluscos, las carnes rojas y el huevo. Los cereales completos y las legumbres también son buena fuente de cinc.
Se recomiendan entre 10 y 15 miligramos de cinc al día, aunque las mujeres que están dando el pecho deben aumentar esta ración, ya que la leche materna es muy rica en cinc.
¿Y qué pasa cuando se toma poco o nada?
En los años 60 se llevó a cabo un estudio eliminando el cinc de la dieta de unos pobres chavales. Gracias a ellos, se pudo demostrar cómo la deficiencia de cinc provocaba anorexia (falta de hambre), un menor crecimiento y alteraciones en la maduración sexual. Los experimentos de la ciencia, dan bastante miedo…pero sirven para descubrir cosas importantes
. ¿Es peligroso consumir un exceso de cinc sin darnos cuenta?
No. De entre todos los oligoelementos, el cinc es el que menos toxicidad presenta cuando se consume en exceso.
Solo una precaución debemos tener. Sobre todo para nosotras. Cuando tengáis cistitis, dejar vuestros complementos y alimentos ricos en cinc durante unos días. El cinc alimenta el metabolismo de algunas bacterias relacionadas con este tipo de infecciones. Te curas, y ya puedes volver a tomarlo.